miércoles, 26 de febrero de 2020

Frases de libro parte 2




–He descubierto una cosa recientemente: los verdaderos amigos son
aquellos que están a nuestro lado cuando nos suceden las cosas buenas.
Nos apoyan, se alegran de nuestras victorias. Los falsos amigos
son los que sólo aparecen en los momentos difíciles con esa cara triste,
de «solidaridad», cuando en verdad nuestro sufrimiento les sirve para
consolarse en sus vidas miserables. Durante la crisis del año pasado,
aparecieron varias personas que no había visto nunca y que venían a
«consolarme». Detesto eso.  El zahir - Paulo Coehlo

Realmente es humano. Pero no es ni inteligente, ni razonable. Respeta
tu tiempo en esta tierra, recuerda que Dios siempre te ha perdonado;
perdona tú también El zahir - Paulo Coehlo

«Cuando no tuve nada que perder, lo recibí todo. Cuando
dejé de ser quien era, me encontré a mí mismo. Cuando conocí la humillación
y aun así seguí caminando, entendí que era libre para escoger
mi destino. No sé si estoy loco, si mi matrimonio fue un sueño que no
conseguí entender mientras duró. Sé que puedo vivir sin ella, pero me
gustaría volver a verla para decirle lo que nunca le dije mientras estábamos
juntos: te amo más que a mí mismo. Si pudiera decirle eso, entonces
podría seguir adelante, en paz, porque este amor me ha redimido.» El zahir - Paulo Coehlo


Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar.
Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con
cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes
que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que
descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo,
por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello
ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia él disco, limpia la casa,
sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien
eres El zahir - Paulo Coehlo



Sigue siempre las señales
leyenda personal
el lenguaje del mundo
el universo conspira para que tu leyenda personal se haga realidad
el tener miedo paraliza tus sueños maktub (ya esta escrito) si el amor de esa persona es, lo será siempre... y si estan destinados siempre volveran a verse
es necesario amar el desierto....pero jamas confiar enteramente en el....por que el desierto es una prueba para todos los hombres cada paso es una prueba y mata a quien se distrae
reposa como un guerrero reposa siempre antes del combate, pero no olvides que tu corazon esta junto a tu tesoro. y debes hallar tu tesoro para que todo esto que descubriste durante el camino pueda tomar sentido sin comprender jamas que el amor nunca impide a un hombre seguir su leyenda personal, cuando esto sucede , es por que no era el verdadero amor
solo existe una manera de aprender, atravez de la accion todo lo que necesitabas saber te lo enseño el viaje
solo buscaban oro buscaban el tesoro de su leyenda personal , sin desear vivir su propia leyenda
si conoces bien a tu corazon, el jamas te traicionara, porque tu conoceras sus sueños y sus deseos , y sabras tratar con ellos, nadie consigue huir de su corazon, por eso es mejor escuchar lo que te dice, para que jamas venga un golpe que no esperas aunque protecte un poco - decia su corazon - es por que soy un corazon de hombre y los corazones de hombre tienen miedo de realizar sus mayores sueños por que consideran que no los merecen, o no van a conseguirlos, nosotos los corazones nos morimos de miedo solo de pensar en los amores que partieron para siempre, en los momentos que podrian haber sido buenos y que no lo fueron, en los tesoros que podrian haber sido descubiertos y se quedaron para siempre escondidos en la arena, por que cuando esto sucede, terminaremos sufriendo mucho, explicale que el miedo a sufrir es peor que el sufrimiento y que ningun corazon jamas sufrio cuando fue en busca de sus sueños, porque cada momento de busqueda es un momento de encuentro con Dios y con la eternidad.
siempre antes de realizar un sueño, el alma del mundo decide comprobar todo aquello que se aprendio durante el camino, hace esto no porque sea mala, sino para que podamos junto con nuestro sueño conquistar tb las lecciones que aprendimos mientras ibamos hacia el , una busqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina siempre con la prueba del conquistador el miedo a fracasar nos impide obtener nuestra leyenda personal  El alquimista - Paulo Coehlo



-¿Por qué le ama, señorita Catalina?
- ¡Qué pregunta! Le quiero, y basta.
-No es suficiente. Dígame por qué.
-Bien; porque es guapo y me gusta mucho estar con él.
-Malo... -comenté.
-Y porque es joven y de carácter alegre.
-Peor aún.
-Y porque él me ama.
-Eso no tiene nada que ver.
-Y porque llegará a ser rico y me agradará ser la señora
más acomodada de la comarca, y porque estaré orgullosa de
tener un marido como él.
-¡Ese es el peor argumento de todos! Y dígame ¿cómo
le ama usted?
-Como todo el mundo, Elena. ¡Pareces tonta!
-No lo crea... Contésteme.
-Pues amo el suelo en que pone los pies, y el aire que le
rodea, y todo lo que toca, y todas las palabras que pronuncia,
y todo lo que mira, y todo lo que hace... ¡Le amo plenamente!
Eso es todo.
-Bueno... y ¿qué más?
-Está bien; lo tomas a juego. ¡Es demasiada maldad!Pero ¡para mí no se trata de una broma! -dijo la joven, disgustada
y contemplando distraídamente la lumbre.
No lo tomo a juego, señorita Catalina. Usted ama al
señorito Eduardo porque es guapo, y joven, y alegre y rico,
y porque él la ama a usted. Lo último no significaría nada.
Usted le amaría igual aunque ello no fuera así, y sólo por
ello no le querría si no reuniese las demás circunstancias.
-Claro que no; le compadecería, y puede que hasta le
aborreciera si fuera feo o fuera un hombre ordinario.
-Pues en el mundo hay otros jóvenes guapos y ricos y
más que el señorito Eduardo.
-Hay otros, o no; el único que he visto que sea así es
Eduardo.
-Pero puede usted llegar a ver algún otro, y él, además,
no será siempre joven y guapo. También podría dejar de ser
rico.
-Yo no tengo por qué pensar en lo por venir. Debías
hablar con más sentido común.
-Pues entonces, nada... Si no piensa usted más que en el
presente, cásese con el señorito Eduardo.
-Para eso no necesito tu permiso. Claro que me casaré
con él. Pero no me has dicho aún si hago bien o no.
-Está muy bien si usted se casa pensando sólo en el
presente. Ahora, contésteme usted ¿qué es lo que la preocupa?
Su hermano se alegrará; los ancianos Linton no creo
que pongan reparo alguno; va usted a salir de una casa desordenada
para ir a otra muy agradable; ama usted a Eduardo,
y él le ama a usted. Todo está claro y sencillo. ¿Dónde
ve usted el obstáculo?
Aquí y aquí o dondequiera que esté el alma! -repuso
Catalina, golpeándose la frente y el pecho. Tengo la impresión
de que hago mal.
- ¡Qué cosa tan rara! No me la explico.
-Ese es mi secreto, y te lo explicaré lo mejor que pueda,
si me prometes que no te vas a burlar de mí.
Se sentó a mi lado. Estaba triste, y noté que sus manos,
que mantenía enlazadas, temblaban.
-Elena ¿no sueñas nunca cosas extrañas? -me dijo, después
de reflexionar un instante.
-A veces -contesté.
-También yo. En ocasiones, he soñado cosas que no he
olvidado nunca y que han cambiado mi modo de pensar.
Han pasado por mi alma, modificando su tonalidad, como
cuando al agua se le agrega vino. Y he tenido un sueño de
esa clase. Te lo voy a contar; pero líbrate de sonreír.
-No lo cuente, señorita -le aconsejé. Ya tenemos aquí
bastantes penas para invocar visiones que nos angustien
más. ¡Ea!, alégrese. Mire al pequeño Hareton. ¡Ese sí que
no sueña nada triste! ¿Ve cómo sonríe dulcemente?
-Sí, ¡y también con cuánta dulzura reniega su padre!
Supongo que te acordarás de cuando era como este niño.
De todos modos, tienes que escucharme, Elena. No es muy
largo. Además, no me siento con ánimos para estar alegre
esta noche.
-¡No quiero oírlo! -me apresuré a contestar.
Yo era, y soy aún, muy supersticiosa en cuestión de
sueños, y el semblante de Catalina se había puesto tan
sombrío, que temí escuchar el presagio de alguna horrorosa
desgracia. Ella se enfadó, al parecer, y no continuó. Pasó a
otro tema, y me dijo:
-Yo sería muy desgraciada si estuviera en el cielo, Elena.
-Porque no es usted digna de ir a él -respondí. Todos
los pecadores serían muy desgraciados en el cielo.
-No es por esa razón. Una vez soñé que estaba en el
cielo.
-Ya le he dicho, señorita, que no quiero enterarme de
sus sueños. Me voy a acostar -interrumpí.
Se echó a reír, y me obligó a permanecer sentada.
-Pues soñé -dijo- que estaba en el cielo; notaba que
aquello no era mi casa, y que, al fin, los ángeles se enfadaron
tanto, que me echaron. Fui a caer en medio de la maleza,
en lo más alto de Cumbres Borrascosas, y me desperté
entre lágrimas de alegría. Ahora, con esa explicación, podrás
comprender mi secreto. El mismo interés tengo en casarme
con Eduardo Linton como de ir al cielo, y si mi malvado
hermano no hubiera tratado tan mal al pobre Heathcliff, yo
no habría pensado en ello nunca. Para mí sería una humillación
casarme con Heathcliff, pero él nunca llegará a saber
cuánto le quiero, y no porque sea guapo, sino porque hay
más de mí en él que en mí misma. No sé de qué estarán hechas
nuestras almas; pero, sean de lo que sea, la suya es
igual a la mía, y, en cambio, la de Eduardo es tan diferente
como el relámpago lo es de la luz o de la luna, o el hielo del
fuego.
Antes de que ella hubiese terminado de hablar, noté la
presencia de Heathcliff, que en aquel momento se incorpo Cumbres Borrascosas - Emily Blonte



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